Blue
“Lo que yo pretendo es distorsionar
mucho más allá de la apariencia,
pero devolver la imagen en la distorsión
y que sea un registro de la apariencia”
Francis Bacon
Hay gente que se conforma, y gente que busca incesantemente. Hay gente que se acomoda en algo que sabe hacer, y están los que no dejan de indagar. Laura Tarsitano se ubica entre estos últimos.
Dueña de un sólido dibujo, conocedora de sus capacidades, busca más allá de eso, y se pone con valentía a investigar en las formas, en los colores, en la gestualidad. Viene de recorrer el camino de la figuración, pero es evidente que en cierto momento esa figuración le quedó chica para todo lo que quiere transmitir. Laura es una persona con un mundo interior inabarcable —aunque esto parezca un lugar común, pero en ella es más cierto que en la mayoría de las personas—que invade su pintura. Trabaja con la pasión de quien se sabe vulnerable, esconde su fragilidad en la energía desbordante con la que enfrenta cada obra.
En ese sentido, es casi lógico que en su paso por España se haya encontrado con el tema taurino. La oposición fragilidad-fuerza, el desafío entre la vulnerabilidad y la energía tiene su espejo. Y no es casual que justo allí, en esta serie de toros, sea cuando Laura decide dejar el terreno conocido de la figuración y se lanza sin red a la gestualidad, a los volúmenes de color. Su pintura adquiere fuerza y vigor a través de su entrega absoluta al material, a la forma, al juego. Los toros son masas, carnes de color, que adquieren un carácter monumental que no tiene que ver con el formato, sino con la concepción del volumen. Sin desprenderse en absoluto del dibujo, va consiguiendo que la materia exprese toda la potencia implícita. El color se convierte en un arma, las formas orgánicas no describen al toro sino que lo plantan frente al espectador en toda su potencia.
Los toros de Laura Tarsitano son, como diría Bacon, “el registro de la apariencia” de los toros.
Florencia Salas
Curadora de Arte